Esta es una noticia, publicada el fin de semana y que los medios “tradicionales” y “grandes” no difundieron, referida a la impunidad con la que se usa la sede de la Dirección de Operaciones Especiales (DIROES) donde se encuentra recluido Alberto Fujimori y que sirve como local de campaña y acopio de material de la candidatura de la señora Keiko Fujimori.

Asistimos, de forma inerte al cambio de escenario para la repetición de los actos de corrupción más reprobables de nuestra historia reciente. Ya no es la salita del SIN, sino la sede de la DIROES, donde el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), administra un terreno que funge o debería servir como prisión de una persona condenada a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos y casos de corrupción. La señora Fujimori, aparentemente ya no necesita al ex asesor de su padre Vladimiro Montesinos, al parecer el preso exdictador cumple ahora esa función.

Desde el CAPS rechazamos estas estrategias cubiertas de impunidad y sin ningún deslinde claro de las autoridades respectivas, lo cual convierte a las instituciones en una mera farsa, tal como se hizo durante la década de los 90. El INPE, la Policía Nacional, el Ejecutivo, la Oficina del Primer Ministro, la Presidencia son instituciones que van perdiendo su sentido cuando la mafia fujimorista se filtra y las pervierte, dejando el cascarón. Eso es lo que hace el fujimorismo: naturaliza la coima y la impunidad. Para nosotros: eso es indignante.

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